Tras ver esta primera parte de la trilogía 'Outland', bien podemos decir que es la culminación de la esforzada carrera como realizador del alicantino José Ríos, más conocido en el porno como Bobby Peru. Siempre destacando en el apartado visual, Bobby ha ido cogiendo experiencia hasta crear, al margen de las grandes productoras de la industria, un filme ambicioso, interesante, atractivo y estéticamente impactante, una trilogía producida, escrita y dirigida por el propio Ríos que vale la pena ver.

Pero es cierto que falla en lo que fallan muchas veces las trilogías rodadas de un tirón y recortadas en tres: la película se queda coja sin sus secuelas. Es, hasta cierto punto, normal; pero una película, aunque sea el inicio de una serie, tiene que ser satisfactoria por sí sola, tener su propio conflicto y clímax y, finalmente, dejarte expectante por el resto de la historia, no sólo ser la presentación de ésta. Y aquí se nota mucho el corte. Sin clímax propio, quizá una última secuencia dejando la trama más en vilo o, al menos, la escena del malo hablando con su compinche montada tras la escena sexual final y no antes ya hubieran dado otro toque más limpio al corte de la película.

Pero eso quedará diluido cuando veamos la obra completa, un proyecto que, si sigue el camino marcado por esta primera parte, promete ser épico. Y es que, con un trabajo impecable tras la cámara y una producción de lujo, tenemos a un pueblo del oeste americano sometido por un tirano (Nacho Vidal) y su banda con aires steampunk que entran pisando fuerte matando a una hija del sheriff (Laura Arjona, que destaca con su interpretación en una única escena) y violando a la otra hija. Con el sheriff hundido y nadie que haga frente a la banda, la salvación del pueblo parece quedar en manos en un solitario vaquero (Evan Stone) y su compañero indio (Rob Diesel), que emprenden un peligroso viaje hasta el pueblo ocupado.

Las escenas sexuales, en términos generales, se notan menos cuidadas que la parte argumental, alguna incluso metida con calzador, como la escena anal del sheriff y la siliconada Cathy Heaven. Aun así, tenemos estupendos números sexuales como el de Nacho Vidal y Silvia Rubi sometiendo a la delicada Alexis Crystal, la hija del sheriff, a la que mantienen encerrada en una jaula. Crystal ya había sido sometida por Vidal al principio de la película en una escena menos trabajada, pero también caliente.

Por su parte, Evan Stone tiene una buena escena, más íntima y con anal, con su mujer (Dahlia Sky) antes de salir a la aventura. Y más tarde, tras un problema inesperado en su travesía, tiene un trío con Rob Diesel y una indígena Tiffany Doll, una escena muy bien ideada y con doble penetración, pero cuya planificación y exceso de maquillaje impide disfrutarla completamente.

Entre escena y escena de sexo, la trama se desarrolla con ritmo gracias a un guión pulido y una gran labor de montaje, rematada con una banda sonora a la altura y un trabajo digno de los actores, entre los que destaca Nacho Vidal, que cumple con su sola presencia, y Evan Stone, que demuestra que aún puede hacerse cargo de cualquier protagonista. La película, rodada en España por un equipo nacional, ha acumulado 8 merecidas nominaciones a los AVN Awards (película extranjera, mejor director de película extranjera, dirección de arte, fotografía, montaje, maquillaje, banda sonora y mejor actor para Nacho Vidal). El mes que viene veremos si la película (cuya secuela salió el pasado día 2) seduce al jurado y Peru entra al porn valley para conquistar, por fin, el oeste americano.  

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