Recuerdo cuando, tras el estreno de 'Cabaret Desire' y mi expreso deseo de que Erika Lust pasara del corto al largometraje, la directora de origen sueco me prometió que su siguiente trabajo tendría ese formato. Pasó el tiempo y la promesa no se cumplió, ya que Lust inició un nuevo proyecto en Internet: la gente dejaría escritas en su web sus fantasías o experiencias sexuales más ocultas y ella las transformaría en escenas porno. Así empezó XConfessions, que lleva más de 40 escenas y cuyas 10 primeras se recogen en este primer volumen en DVD.

Sin duda, no es una mala idea: la gente te da las ideas y tú plasmas fantasías reales en vídeo; te dan parte del trabajo hecho y tú haces sus fantasías realidad, algo que logra conectar con el público a otros niveles. Pero su virtud es también su mayor defecto. Aquí, Lust trabaja sobre ideas, sobre imágenes, sobre conceptos, apenas sobre tramas, y sus cortos resultan más simples, menos trascendentes, más olvidables.

Ninguno de los diez cortos de este volumen tiene la frescura y la gracia de 'The Good Girl', el morbo y la singularidad de 'My Mother' o el rítmico montaje de 'Handcuffs'. Como escenas para Internet, destacan por su realización, su fotografía y su acertada sensualidad; pero como cortometrajes se quedan cortos y no destacan en su filmografía.

Tenemos a Selina Ak y Álex Roca compartiendo cama en 'Let's make a porno', una escena muy normalita que se nos muestra intercalada con su propio making of. Amber Nevada es atada y se masturba en una escena shibari titulada 'Hold me so tight it hurts'. Y Victor A se come un helado con forma de polla sentado en un parque en 'A blowjob is always a great last-minute gift idea!'. Nada que destacar.

En 'I peggeg my boyfriend', Coco de Mal se calza un strap-on y se lo da a chupar a Martín Mazza antes de penetrarle analmente, una práctica atrevida y poco habitual en el porno hetero actual. En 'Obsessed', Sean fantasea con aconstarse con Sicilia ante una pantalla en la que se proyecta, entre otras imágenes, una secuencia de 'The Opening of Misty Beethoven'. Y en 'I fucking love Ikea', Carol Vega se tira a un Cristian Frei liado con el montaje de un mueble sueco.

Miriam y Jorge Prado protagonizan 'I ama verry badx secvretary', donde Jorge juega con su secretaria haciendo que pierda el control de sus dedos sobre el teclado y Miriam deja claro que tiene dos de las mejores tetas del porno español. Y en 'Sit down, shut up and watch' la estupenda Amarna Miller nos deleita con su cuerpo y su orgasmo masturbatorio mientras su marido disfruta de un regalo muy especial: observar como se acuesta con otro hombre.

En 'Sadistic Trainer', Juan Lucho es un monitor de gimnasio demasiado estricto al que sus alumnos (Samia Duarte, Lulú Pretel, Bel Gris, José Casto, Sicilia, Sea, Carol Vega, Selina Ak, Alex Roca, Bianca Resa y Frans Cuyàs) atan y le hacen presenciar una orgía entre ellos. Un corto menos tenso y con más progresión dramática que el resto.

Y una de las piezas más originales es también una de las que menos argumento tiene. 'My first time eating oysters... and pussy' nos ofrece, en montaje paralelo, una escena lésbica entre Carolina Abril y Coco de Mal e imágenes de una mujer comiendo ostras y bebiendo cava. El momento cumbre llega cuando ese montaje combina el cava derramándose burbujeante en un pezón con varios chorros del squirt de Carolina Abril. Poesía en movimiento.

Este último, pese a su simplicidad (no hay escenografía, no hay introducción, no hay diálogos) es uno de los más memorables del DVD, al saber tratar con estilo un concepto simple y manido. En el resto, destaca el amasijo entrelazado de la orgía, el tierno cuerpo de Amarna Miller, la timidez pícara de Miriam Prado, el arrojo de Lust con el pegging y el preciosismo onírico de 'Obsessed'. Pero, por desgracia, ninguna historia que se quede en la memoria.

Seguramente veré el segundo volumen, esta colección de fantasías sexuales en menos de veinte minutos tiene su atractivo; pero yo sigo esperando ese trabajo de Erika Lust en el que pueda ver una evolución como cineasta, en el que pueda ver un salto cualitativo de brillante promesa de la dirección erótica a indiscutible cineasta con mayúsculas. Seguiré esperando.

'Champagne Showers', dirigida por el cada vez más apto Francois Clousot, es una película muy enfocada al público femenino, una de esas películas que en América han llamado 'couple-friendly' por aquello de que un chico podría proponerle a su novia verla con él pese a ser porno. Quizá por eso se ha basado (de forma bastante descarada) en un gran éxito entre el público femenino como fue 'El Bar Coyote' (David McNally, 2000), no sólo en el planteamiento de la trama, sino en algunos detalles casi calcados. Y es que las adolescentes de principios de milenio son las consumidoras de porno de hoy.

Y, salvando las distancias, el resultado es similar. Una historia de superación femenina con un affair amoroso, un bar de chicas sobre la barra, una guitarra y algo de música. Bueno, lo cierto es que música tiene poca, ya que la protagonista (Jessa Rhodes), que deja atrás su pueblo para viajar a Los Ángeles y labrarse un futuro como cantante, sólo canta al final, poco y con una canción bastante floja. Pero en su periplo, conocerá el amor, superará algún obstáculo y será el centro de atención bailando sobre la barra de un bar.

Si no se conoce el referente, la película funciona bien, aunque le falta mostrar un mayor interés de la protagonista por conseguir su objetivo real, ser cantante, y algo de emoción e intriga en la trama, algún obstáculo verdadero que cree un mayor interés por cómo acabará la historia. Pero lo cierto es que está bien escrita, tiene un buen trabajo de cámara, fotografía y dirección y Digital Playground ha acertado con el reparto: desde Jessa, la típica jovencita inocente con la que empatizas, hasta Kirsten Price como la compañera insufrible que finalmente no resulta tan mala, pasando por Toni Ribas, que muestra que ha mejorado un poco su inglés encarnando al protector padre de Jessa.

Y un viaje a Los Ángeles, una chica joven y un bar con barra americana piden a gritos un poco de sexo y la película incluye siete escenas sexuales para satisfacer esa necesidad. La mejor de ellas la protagonizan Alektra Blue y Xander Corvus tras asustar a la inocente Jessa al mostrarle que sólo chupándole la polla logrará tocar en su club. Jessa se marcha y la pareja tiene una muy buena sesión de sexo en el club, un polvo intenso en el que Blue demuestra que siempre es una gran opción para un rol sexual.

Para los que disfruten con el sexo lésbico, tampoco está mal la escena de Kirsten Price (muy lejos ya de la imagen que tenía en Wicked Picturs) y Breanne Benson dando rienda suelta (aunque de forma suave y sin florituras) a su relación oculta en el bar entre medias de rejilla y falda de cuadros. 

La protagonista tiene dos escenas sexuales en la película bastante similares. Una abriendo el filme con su novio de toda la vida y otra con el chico que conoce en Los Ángeles, con una corrida en la boca final montada con música romántica. Dos escenas normalitas que gustarán a los seguidores de Rhodes, pero que resultarán de lo más comunes a los que sólo vean a Jesse como una rubita más del porn valley.

Luego tenemos un par de escenas de relleno total, montadas sin mucho criterio y sólo para darle más minutos al sexo. Un con Layla Sin (otra de las camareras del bar) tirándose a un chico tras una barandilla que no nos deja disfrutar de la acción, y otra con la dueña del bar, Nikita von James, follándose a Erik Everhard en el aparcamiento mientras las chicas trabajan en el bar.

Y la recauchutada Von James vuelve al final para otra escena con Ribas en la que al español se le nota que se queda con las ganas de hacer una escena un poco más fuerte, aunque veamos que en el momento de rodar esta película no estaba tan en forma físicamente como en trabajos anteriores.

La película termina, como es de esperar, con Jesse cantando ante el público y con su padre orgulloso de ella, y Clousot reserva para el epílogo las imágenes más tentadoras del trailer: una fiesta en el bar con champagne rociando a todos, llenando bocas hasta derramarse por el cuello y chicas enseñando sus tetas como si del Spring Break se tratara. Una escena que hubiera lucido al máximo si en vez de sólo bailar y saltar las decenas de participantes estuvieran follando y que, probablemente, sirvió de fiesta de fin de rodaje para el equipo, además de buen reclamo para el tráiler. A mí, al menos, logró llamarme la atención.

El cine porno argumental español murió hace ya seis años, agonizando a lo grande en 2007 y 2008 con películas como 'Mi padre' (Giancarlo Candiano), 'Talión' (Pepe Catman), 'Mundo Perro & The Resolution' (Roberto Valtueña) o 'The Game' (Narcis Bosch). Desde entonces, hemos tenido suerte cuando gente como Roberto Valtueña, Erika Lust, Bobby Perú y algún otro nos han dado alguna película X que llevarnos a la boca entre tanta escena goncera para Internet. 

Sin embargo, hay gente que apenas se iniciaba en el porno en aquel 2008 a la que aún le gusta mantener viva esa afición por el porno argumental y que ha sabido fusionarlo con la omnipresente plataforma que es Internet. Estoy hablando de Irina Vega y su equipo de AltPorn4U, que en 2013 nos brindó una de las piezas más originales del porno español: 'Pornodrome'.

Y es que 'Pornodrome' hace suyo aquel modelo de los libros 'elige tu propia aventura' en los que te dejaban elegir en cada capítulo entre dos caminos por los que seguirá la trama. En este caso, no es que elijas como sigue y acaba la historia (sólo tiene un final), como sí hacía la infravalorada 'Killer Bodies'; sino que te permite recorrer el camino en el orden que quieras, yendo y viniendo por las aventuras de Copia, Pega y sus amigos.

Según la opción que escojamos (tras cada capítulo), vemos sólo lo que le pasa a uno de los personajes, pero a veces tenemos la opción de virar y ver lo que le pasó al otro, yendo hacia atrás y hacia delante en el tiempo o viendo lo que sucedía a la vez en otra habitación. Y siempre tenemos la opción de verlo por orden, lo que le quita la gracia al formato, pero nos ofrece poder ver todas las escenas.

La verdad es que el formato es lo más interesante de la serie, que aunque está bien hecha no luce especialemente en su parte audiovisual y cuya trama da vueltas todo el rato alrededor de un extraño vídeo que pone cachondo al que lo ve y que va pasando de mano en mano. Y es que la historia no se desarrolla mucho hasta el final. Tiene un rápido planteamiento y un buen final, pero el nudo de la historia es relleno sexual alrededor del vídeo.

Y es que el otro atractivo de la serie es precisamente el porno alt que ofrece. Y no sólo hablo de una cabecera de animación gamer, la música, las referencias a los videojuegos, al anime y al cine, las escenas de diálogo vía WhatsApp o las secuencias realizadas mediante stop-motion con Playmobil... sino de chicas como Silvia Rubí, Zoe Nil, Irina Vega o Alicia Tank y sus looks alternativos, sus tatuajes, sus piercings, su pelo teñido y su forma de vivir el sexo.

Porque al final, 'Pornodrome' son diez escenas de sexo alt donde tenemos mamadas en POV, comidas de coño, juegos con cuerdas y cera de velas entre otras muchas cosas que gustarán a los seguidores de estas chicas y de este tipo de porno, que no es para todos los públicos.

Funciona bastante bien la escena entre Lia Me y John Grey en club, en el que la chica lleva la voz cantante y, después de follárselo, le da unas indicaciones para que le coma bien el coño.

Irina Vega se pone las botas primero follando en una buena escena con Silvia Rubi en su piso tras ver el vídeo, luego chupándole la polla a un chico (en POV de él) en los baños de una discoteca y finalmente montándoselo con Zoe Nil en su cuarto para recuperar la copia del vídeo. Zoe, por su parte, también se tira antes a su compañero de piso bajo la influencia del vídeo.

Silvia Rubi no se queda corta y, además de la escena con Irina, se folla dos veces a Gabe Tonic (una en el sofá y otra, mucho más satisfactoria, en el baño) y, junto a Alicia Tank, se monta un trío con un chico en la barra de un bar y torturan sexualmente a Pablo Ferrari con máscara de Batman, acabando la sesión con un footjob y cera de vela.

La serie tiene un buen final (spoilers) sumiendo a todo el mundo (literalmente) en una espiral sexual por culpa del vídeo y remata cada capítulo con unas cuantas tomas falsas, algo que es muy de agradecer en una producción hecha entre amigos como esta, donde puedes ver cuánto se han divertido haciéndola. Ahora, a esperar al próximo gran proyecto de Irina Vega. ¿Llegaremos a ver 'Tales from the Smut'?

Tráiler del primer capítulo