Wicked Pictures fue la última de las grandes y medianas compañías en entrar en la moda de las parodias porno. Como no podía ser de otra forma, cuando por fin se rindieron a la moda, fue Brad Armstrong el encargado de hacerlas. Director estrella de la compañía desde mediados de los años 90, hacía años que no lograba una gran película como las de sus buenos tiempos y, cuando se puso con las parodias, triunfó. Sorprendió a todos con 'Rocki Whore Picture Show', se llevó el recién creado AVN a la mejor parodia y Wicked seguía en lo alto. Para no bajar, y viendo que no tenían muy buenas historia que contar, se pusieron manos a la obra con su siguiente parodia, 'Men in Black', y el resultado es más que bueno.

Este tipo de películas, que ya son sagas, dan margen al guionista a crear una trama original que encaje dentro de los parámetros de la película. Y eso es lo que ha hecho Armstrong y es uno de los grandes aciertos. No se limita parodiando la trama de alguna de las películas, sino que se inventa una nueva y aprovecha al máximo los personajes que brinda la saga de Will Smith.

Esta vez, los hombres de negro investigan la desaparición de varias mujeres a lo largo y ancho de la ciudad, secuestros que forman parte de un plan maléfico de Jessica Drake y sus Vaginianas. Serán los agentes K y J, encarnados por Randy Spears e Ethan Hunt, los encargados de rescatar a las mujeres y evitar la invasión de las Vaginianas.

Otro de los grandes aciertos llega con la transformación del agente J en mujer. Y es que para conseguir sus objetivos, la agencia transforma a Ethan Hunt, un actor sin mucho carisma, en una mujer con el cuerpo de la siempre efectiva Misty Stone. Misty tiene más gracia, más talento y más personalidad que Hunt y forma un buen equipo junto a un Randy Spears que aprovecha cada gran proyecto de Wicked para regresar al porno de su retiro.

Se trata de una película divertida, con ritmo y muy amena gracias a una historia que avanza sin problemas y sin complicarse mucho, a muchos gags visuales y de diálogo y a un buen trabajo en la creación de personajes secundarios, cada uno más extraño y surrealista que el anterior, que hacen que la película pase en un suspiro y logre funcionar como un gran entretenimiento.

Un mención a parte merece todo el equipo de diseño, caracterización, maquillaje, vestuario y, en general, todos los que están tras la cámaras en esta película. Diversos monstruos, mutantes y extraterrestres aparecen en la película con un trabajo artístico excepcional y, pese a que lo más fácil era que lo que era una parodia/homenaje se convirtiera en un gag cutre, todo encaja a la perfección en el tono de la película original, siendo todo lo creíble que puede llegar a ser una historia de estas características.

Y si Armstrong acierta con el cásting, el diseño de personajes, el guión y el apartado técnico, el sexo no podía ser menos. Y es que una de las quejas más habituales de las películas de Wicked, además de un sexo demasiado suave y couple-friendly, es la monotonía y similitud de las escenas sexuales. Aquí Armstrong no cae en ese error y nos brinda variedad en siete números donde o bien el tono, la ambientación, el número de participantes o el tipo de participantes cambia cada vez, haciendo de la parte sexual otro acierto.

Los agentes van a ver a un confidente, un mutante pornógrafo que está grabando un vídeo porno entre dos extraterrestres insecto-humanoides encarnadas por Mia Lelani y Nicole Aniston, un buen lésbico que luego se transforma en un caliente trío cuando Armstrong se une a ellas.

En su búsqueda de pistas, los agentes van a parar a casa de una sexy dominatrix (Alektra Blue) que monta un número con cuero, látigo, cadenas y sexo anal con un sometido Xander Corvus, que disfruta del sexo con la escultural morena tras hacer callar a su segunda e impertinente cabeza.

Randy Spears no podía pasar por la película sin escena de sexo y la tiene con una Kaylani Lei con tres tetas, un elemento que lejos de ser raro mejora la escena gracias al buen trabajo del equipo artístico.

Un extraño, divertido y cabezón Tommy Pistol se tira en su tienda, sobre el mostrador, a una atractiva Isis Taylor con ganas de guerra; Ethan Hunt, antes de ser convertido en mujer, se folla en el laboratorio a la doctora de la agencia (India Summer), y Misty Stone nos regala un espléndido solo con un consolador metálico en la sala de armas. La verdad es que es una pena que esta sea, junto a la participación en la orgía, la única escena de Misty, muy desaprovechada sexualmente en la película.

Y por si fuera poco, todo termina con una orgía, suave y controlada pero muy bien ejecutada, con Alektra Blue, India Summer, Jessica Drake, Kaylani Lei, Misty Stone, Eric Masterson, Jack Vegas, Marco Rivera, Randy Spears y Tommy Gunn. Un buen remate a la parte sexual y a la película.

Wicked, como ha de ser en una película de estas características, acompaña su paquete de lujo con un segundo DVD con un trabajado menú lleno de extras del rodaje, del maquillaje, de los efectos especiales, tomas falsas, trailers e incluso de los ensayos de los diálogos al rededor de una mesa mucho antes de empezar a rodar; todo el trabajo que conlleva la película, un complemento perfecto a una de las mejores parodias del año y principal rival de la que tiene más números para hacerse con el AVN a la mejor parodia de comedia, 'Star Wars'.

La actriz Melissa Monet ha ejercido de guionista en diversas ocasiones y junto a Francois Clousot en la dirección ha hecho un buen tandem en filmes como “Last Call” o “Forever is the Night”. Aquí vuelve a repetir con Clousot con otra historia oscura protagonizada, como en las dos películas mencionadas, por la asiática Kaylani Lei.

Kaylani es una estafadora que se hace pasar por medium para sacarle el dinero a la gente confiada. Junto a su novio (Barrett Blade) vive tranquilamente con su negocio ficticio hasta que, tras tener una extraña visión, un viejo vagabundo le entrega un antiguo medallón que le tranferirá poderes que no podrá controlar.

Aunque la película se queda al final en nada, sin un final concluyente que llevarnos a la boca, resulta un interesante y atractivo entretenimiento que te mantiene pendiente durante toda la película, no sólo por unos atractivos performers, sino por una trama bien llevada y con buen ritmo sobre la pesadilla que vive Kaylani tras recibir el medallón.

No sorprenderé a nadie si digo que las visiones de Kaylani son de carácter sexual. La primera escena, un suave encuentro entre Barrett Blade y Kaylani Lei, es la única terrenal. Y es que después, tenemos a Brooke Banner, que se empieza a enrollar con una Kaylani que se transforma en Derrick Pierce, el difunto novio de Brooke, que es quien acaba follándose a la rubia.

Un acierto de la parte sexual es que la temperatura va subiendo a medida que avanza la película. Tras estos dos encuentros (y una excitante escena de masturbación de Kaylani mientras ve flashes de la orgía que llegará al final de la película), llega el turno de los tríos.

Un encadenado (por poco tiempo) Barrett Blade se enfrenta a Eva Angelina y Ryder Skye en un buen trio en el que las chicas llevan la voz cantante. Y luego le llega el turno a Randy Spears, que da la talla con Brooke Haven y Roxy Deville en otro trío con morbo y buen sexo sin excesos.

Termina la parte sexual una orgía entre Chris Cannon, India Summer, Kaylani Lei y Marcus London. Una buena escena en la que las dos morenas se esmeran bastante, pero en la se echa en falta un sexo un poco más duro para acabar la producción. La escena es buena y caliente, pero como le pasa casi siempre a Wicked: peca de suave, de couple-friendly. Y es que una escena con dos hombres y una chica (y más aún si hay dos mujeres) no puede quedarse sin anal o hasta una doble penetración, algo que, además, encajaría bien con el tono de la escena, que excita más en los flashes durante la masturbación de Kaylani.