La última película de Stormy Daniels, 'Wanted', ha acabado siendo una pequeña decepción creada no sólo por las altas expectativas, sino por un resultado final muy mejorable. La película requiere una dirección y, sobre todo, un guión y montaje mucho más ágil que ayude a sobrellevar el, por otra parte, excesivo metraje de 3 horas y 40 minutos. Y digo excesivo porque, en realidad, no tiene tanto que contar y recortando hubiera sido una película mucho más disfrutable.

Y es que la historia está bien: en el oeste americano, en la localidad de Diablo City, un terrateniente muere tras acostarse con su amante prostituta, a la que le deja su rancho y un mapa que conduce a su fortuna. Pero la esposa de éste se interpondrá mediante el sheriff del pueblo, que capturará a la prostituta y la ahorcará acusándola de matar a su amante. Y ahí entra una buscavidas y sus improvisados aliados, que la salvarán y entrarán en una carrera con el sheriff y un cazarrecompensas por hacerse con la fortuna del muerto.

Y sí, la producción es estupenda: tenemos muchos exteriores, caballos, buenas localizaciones, decorados y vestuario de época y hasta tiroteos. Y también hay buenas interpretaciones por parte de actores como Steven St. Croix o Brendon Miller (que también se encarga del bonjoviano tema principal de la acertada banda sonora). Pero lo cierto es que al desarrollo le falta agilidad y conflicto, con lo que la película no interesa tanto como se espera.

Y luego tenemos la parte estrictamente sexual, que ocupa muchos minutos para no ofrecer nada especialmente interesante. Está bien en general, pero aburre. Una escena chico/chica tras otra, todas cortadas por el mismo patrón e introducidas sin especial morbo o cuidado.

Por colorido y variedad, destaca el trío lésbico de Stormy Daniels, Anikka Albrite y Allie Haze en el río, en el que Anikka es la que se lleva la mejor parte y que termina con las chicas sorprendidas a punta de pistola.

Hay un segundo trío, esta vez durante la noche que pasan los protagonistas con la tribu india, y tiene a Amber Rayne, Mia Li y Tommy Gunn disfrutando bajo el tipi. No es nada del otro mundo, pero al menos no es la escena boy/girl de siempre.

El resto, como hemos dicho, típicas escenas hetero calcadas con chicas como Anikka Albrite, Chanel Preston, Cassidy Klein, Jodi Taylor, Stormy Daniels y Jessica Drake. Preston es una de las más entregadas, como siempre, y por su parte Taylor se esmera en el oral.

La verdad es que el proyecto quizá le ha venido un poco grande a Daniels, que se desenvuelve mejor en el thriller de bajo presupuesto o en la superproducción cómica. Pero, a la vista de los resultados que le ha dado en los premios XBiz, no se puede decir que esa sea la opinión general.

Stormy ganó la semana pasada el premio a la mejor directora (me alegro, es buena y no se la ha premiado bastante estos años) y la película se alzó con el galardón al mejor filme del año, además de llevarse el de dirección de arte, música y actor secundario para Steven St. Croix (nada que decir en contra de estos tres últimos). Quizá tenga que darle otra oportunidad al filme y verla con otros ojos. A ver qué tal le va este fin de semana en los AVN Awards.

Eli Cross fue reconocido y encumbrado como uno de los más talentosos directores del porn valley en 2006 gracias al thriller político/obsesivo/sexual 'Corruption', un éxito refrendado un año después por la futurista 'Upload'. Pero después de que le quitaran de las manos (o vendiera al mejor postor) el guión de su siguiente trabajo, 'The Blood of Virgins', para hacer un subproducto para la televisión por cable, dejó de dirigir proyectos interesantes.

En 2011, volvió a la primera línea del porno como cámara y guionista (bajo el nombre de Mark Logan) en las parodias de Axel Braun ('Star Wars', 'Spiderman', 'This ain't the Expendables') e incluso dirigió la original 'Scream XXX'. Gracias a su amistad con Braun (ahora director de contrato para Wicked Pictures), Cross ha metido las narices en la compañía de Steve Orenstein y ha escrito y dirigido 'The Pornographer', un filme menor, entretenido, relativamente original y con más toque de Vivid que de Wicked Pictures protagonizado por otro amigo y socio de Cross, el adorado James Deen.

'The pornographer' crea demasiadas expectativas para el resultado que luego ofrece. Eso no significa que sea una mala película, para nada, es sólo que podía haber dado para mucho más. Aún así, Cross trae una historia bien trabajada y con cierta originalidad con James Deen como Woody Salinger, un director de películas de serie Z de los años 60 (muy inspirado en el Ed Wood de Burton) siempre orgulloso y fascinado con sus propias películas sobre monstruos del espacio, mutantes radioactivos y animales gigantes que siembran el terror, pero que ya no funcionan en taquilla. Es por eso que su productor le pide que haga una película distinta, un thriller con un asesino que mate mujeres ligeras de ropa, algo que venda, un cambio de registro que llevará a Woody a hacer películas que nunca hubiera imaginado.

La película avanza sin mucha intriga ni exceso de interés, pero está bien escrita, nos sitúa en un ambiente poco usual y tiene momentos más que buenos como el cásting, la secuencia de la película sobre grillos gigantes, un diálogo entre Deen y Cross 'a lo hermanos Marx', el plano que nos introduce en el proyector del sótano, la escena cumbre de la película de Woody o cuando un preso se interesa por las películas cutres del protagonista. De hecho, lo más atractivo de la película son todos aquellos referentes cinematográficos que contiene porque, al igual que 'Ed Wood', es una película sobre el cine y gustará a quien le guste el cine.

Y como no podía ser de otra forma (atención spoilers, aunque el título ya lo avanza), lo que acaba haciendo Woody es una película porno tras enterarse de que, a sus espaldas, los productores ruedan escenas extras con sexo para montarlas en su película. Este descubrimiento descoloca a Woody, pero quiere ser el autor de su película y comprende que será un pionero. Por suerte, este giro de guión introduce dos escenas de sexo que animan la parte carnal de la película de Cross, que hasta ese momento andaba algo floja.

Y es que las tres primeras escenas de sexo de la película están bien, pero son bastante insustanciales. Tres escenas que podrán gustar más o menos, pero que se olvidan sin más. No es que las dos últimas (que son de la parte porno de la película dentro de la película) sean de premio, pero sí son más disfrutables. 

La cuestión es que después de ver al manager de Woody (Anthony Rosano) follarse a su secretaria (Katie Summers), y a Woody (Deen) darle sexo anal a la mujer de productor (una estupenda Kylie Ireland a sus 44 años) y tirarse a su actriz estrella (Kimberly Kane) con unas bragas que quitan la libido a cualquiera, las escenas porno de la película de Woody se agradecen.

La delgada Amber Rayne, que rara vez decepciona, tiene una buena sesión de sexo (con anal incluido) con Rocco Reed, el detective de la película de Woody que acude a una pitonisa para que le ayude a resolver el caso. Ella le tira las cartas y él se la tira a ella en una escena en la que destacan las habituales ganas de Amber.

Pero la última escena resulta ser la mejor del conjunto, una pequeña orgía compuesta por Nikki Hunter, Christian XXX, Kimberly Kane y Steve Holmes con sexo anal para las dos chicas. Esta resulta ser la primera escena porno que rueda Woody y termina alucinado, diciendo asombrado que lo cierto es que se siente orgulloso de la escena. 

En el fondo, la película habla también de los inicios del porno, de productores deseando sacar un producto novedoso que atraiga a la gente y de directores intentando hacer cosas distintas y libres. Y (atención spoilers de nuevo), Woody acaba en la cárcel por rodar porno, algo que pasó (detenciones, más que nada) realmente durante esos años y, sobre todo, en la década posterior.

Y hablando de hacer cosas distintas y libres en el porno, decepciona saber que en la escena de la orgía se rodó una doble penetración para Nikki Hunter (por lo que podemos ver en esta foto) y que ésta ha sido recortada del montaje final. Al menos, yo no la vi por ningún lado. Pero bueno, es Wicked Pictures.


The Pornographer by Wicked Pictures
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La última obra del esteta Michael Ninn, 'The Four', estrenada a principios de este año, ha sido, sin duda, la película porno más esperada del último lustro. Meses de preproducción, meses de rodaje y aún más meses de postproducción culminaron en una batalla por los derechos de la cinta tras la venta de la productora de Ninn a Spearmint Rhino, lo que paralizó su estreno previsto para 2008 y la dejó en un baúl durante 4 años. Tras la espera, podemos respirar tranquilos al ver que 'The Four', sin ser perfecta y siempre bajo el personal estilo Ninn, no decepciona y resulta una de las obras más ambiciosas del director y del porno americano. 

A estas alturas, ya todos sabrán que 'The Four' es una secuela pornográfica (que no una versión X o parodia) de la impactante '300' (Zack Snyder, 2007) que cuenta la historia de cuatro mujeres (Brea Bennett, Renee Perez, Nikki Kane y Cassidey), viudas e hijas de los espartanos que murieron en las Termópilas a manos del ejército persa, que deciden vengar a sus familias y a su pueblo enfrentándose a Jerjes (Marco Banderas) y su ejército con la ayuda de los Dioses.

'The Four' es una película excesiva, impresionante y cuidada hasta el último detalle que culmina la obra cinematográfica de Michael Ninn, rendido ya a los clips para Internet. Lo primero que salta a la vista es su semejanza estilística y estética, casi mimética, a la obra de Snyder, con una postproducción de imagen y sonido sobrecargada, un omnipresente voice-over que nos narra la acción y una épica exagerada al servicio de una historia simple pero contundente con héroes y villanos muy definidos.

Y es que Ninn es, ante todo, un maestro de la imagen. Y, sobre unas escenas rodadas al milímetro a las que no les falta detalle en vestuario y escenografía mediante croma, Ninn nos presenta un montaje brillante, uno de los mejores de su carrera, acompañado de una banda sonora sobresaliente que mezcla la épica orquestal, los tintes orientales, el rock y la electrónica sin perder nunca de vista la imagen, creando un impresionante videoclip.

Por encima de las escenas escenas dramáticas, bien narradas con el habitual estilo contemplativo de Ninn, el espectador se queda con la boca abierta con unas escenas de batalla con coreografías sencillas pero que resultan una auténtica delicia asombrosa para todo aquel amante del cine que se precie.

Por supuesto, la película adolece de las características de los últimos filmes argumentales de Ninn, defectos para unos y genialidades para otros. Ninn pasa demasiado tiempo recreándose en ciertas imágenes (las chicas ondeando al viento en sus presentaciones), secuencias (las introducciones eróticas a las escenas sexuales) y dramas paralelos (la historia de Renee Perez y su marido). Asimismo, abusa del slow-motion y los filtros, y la postproducción a veces no deja disfrutar plenamente de las escenas sexuales. Y, como un guitar hero que se pone delante del cantante, alarga el metraje con pura contemplación, algo que puede desesperar a más de un espectador.

Aún así, Ninn logra en 'The Four' uno de los guiones mejor estructurados de su filmografía reciente, con una clara división de los tres actos y un ritmo estupendo (pese a recrearse en algunas escenas) y nos presenta, por primera vez en mucho tiempo, una historia realmente comprensible en la que el espectador se puede implicar.

¿Y el sexo? Pues debajo la técnica y el estilo y dentro del guión y los accesorios, no podemos olvidar a las protagonistas de la historia y el espectáculo sexual que nos ofrecen. En la mayor parte del metraje, el sexo está a la altura de la parte argumental aunque, como le pasó en 'Sacred Sin', renuncia a un sexo más duro que le vendría bien a la historia y aprovecharía mejor a sus performers en favor del estilo, algo que sí supo conjugar en la impresionante (en todos los sentidos) 'Catherine', protagonizada por Audrey Hollander.

Aunque alguna de ellas sorprende gratamente en su escena sexual, se nota que el cuarteto protagonista (Brea Bennett, Renee Perez, Nikki Kane y Cassidey) no tiene tantas tablas sexuales como algunas secundarias como Amber Rayne o Jennifer Dark. Seguro que Ninn pasó mucho tiempo escogiendo su reparto, muy basado en la estética, pero puso a un cuarteto protagonista demasiado inexperto muy por debajo del nivel de los secundarios y de lo que pedía una producción así.

De hecho, la escena de Dark con el mismísimo Marco Banderas es una de las más intensas de la película, así como el tremendo lésbico que la flexible Amber Rayne comparte con Jana Jordan ante la mirada pervertida del sacerdote. Dos escenas en las que las tablas de los perfomers son una gran baza a favor para lograr un buen número sexual.

Tampoco tiene desperdicio la escena oral de Cassidey, uno de los momentos más hipnóticos y sexuales de la película, con la morena chupándosela a Reno en planos cortos nocturnos, en exteriores, sin música, sólo con el sonido del viento, mientras que de la polla del actor emana el vapor que provoca el frío ambiental en los cuerpos calientes. Impresionante.

Menos morbo tiene el trío lésbico entre Maya Gates, Tristan Kingsley y Veronica Jett, que sucede al tiempo y en la misma sala que la primera escena de Marco Banderas, con Alexis Love. A ambas partes les hubiera ido muy bien un sexo más intenso y más pasión. Por su parte, Renne Perez hace un buen trabajo, sobre todo en la parte oral, en su escena en exteriores, aunque no destaca en conjunto.

Más atrás se quedan escenas como el lésbico entre Brea Bennett y Jennifer Dark, la final entre Nikki Kane y Charles Dera, y la primera, en la que Brea Bennett (que nunca me convenció desde su salto a la fama con Jenna Jameson) tiene con Dera antes de partir a la batalla.

En general, un sexo bien tratado y bien inmerso en la trama, donde nadie se sale del personaje durante la escena (algo esencial en una película así), pero que se muestra demasiado descafeinado en momentos en los que la intensidad se hace necesaria. 

Junto a su guión y todo el despliegue técnico y artístico, Ninn aprovecha un reparto físicamente ideal para cada papel, entre los que destacan la frialdad perversa de Jennifer Dark, estupenda de mala traidora; Marco Banderas, que logra aportar con determinación una presencia difícil de conseguir, en un papel central que le obliga a actuar y mostrar una faceta diferente, y la morena Renee Perez, que resulta el personaje con más personalidad entre las espartanas y la única de las chicas que no usó dobles en sus escenas de lucha. Un buen resultado interpretativo que acaba de redondear un filme hecho para acaparar premios y que pasará a la historia del cine X como el último y exitoso exceso de uno de los genios del porno americano.