Tras 'Crave', 'Swans of L.A.', 'Gym Angels' y '4Ever', Digital Playground quiso estrenar una serie con referencia real. Sin ser una parodia total (no hay caracterización de personajes para parecer los de la serie), Bonnie Rotten se pone tras las las cámaras para hacer su versión de la magnifica serie 'Sons of Anarchy'. Eso sí, en una versión femenina en la que ella misma es Jackie, la líder del club en horas bajas Sisters of Anarchy.

Escrito por la propia Bonnie y por D. Cypher, no hay una trama original, sino que la historia se sitúa en la trama de la sexta temporada de la serie: con Jackie queriendo dejar las armas; el tiroteo en el colegio de fondo; el, en este caso, marido de Jackie queriendo alejar a sus hijos del club; el expresidente en la cárcel siendo liberado durante el transporte; la fiscal presionándoles; la 'negociación' con los irlandeses para dejar las armas; los latinos mosqueados por que el club deja el negocio...

La producción está la altura de las expectativas (acertados exteriores, buenas motos, ropa de cuero, las chupas del club con logo feminino, buen trabajo de cámara) y el tono es el de la serie. Incluso se han trabajado un tema de estilo similar al original para la cabecera. Así, los fans de la serie apreciarán una buena aproximación, alejándose de la parodia directa sin looks forzados para los actores, pero apostando por ser (casi) fieles a la trama original cambiando, simplemente, el género de la banda.

El problema es que la verdadera trama y la acción no empiezan hasta el quinto y sexto capítulo; demasiado tarde, dándonos antes mucho parloteo y trasfondo que no funciona mal para un fan de la serie, porque muestra lo que hay detrás de muchos de los personajes principales, pero que no acaba de funcionar aquí, ya que la serie no consigue atrapar por sí sola ni ofrecer la acción que da atractivo a la serie.

A cambio, nos brinda un sexto capítulo magnífico con la banda tratando con los irlandeses y con el expresidente traidor, con varios tiros de por medio (quien haya visto esa parte de la serie, sabe quién son los muertos), con Jackie negociando con los latinos en un club de striptease y con una magnífica orgía.

Una orgía que es un excepcional culmen para el capítulo estrella. Bonnie Rotten, Alektra Blue y Bailey Blue se lo montan en el club de striptease con Marco Banderas, Tony Martínez y Karlo Karrera. Facefucking para todas, anal para Bonnie Rotten y hasta cuatro squirts de la morena tatuada.

Empapado deja el set de rodaje Rotten tras cuatro squirts durante el polvo en reverse cowgirl, uno de ellos gracias también a los cuatro dedos de Alektra Blue en el coño de Rotten. Húmedos éxtasis en una escena en la que Rotten, tan intensa como siempre (a ella se le nota que disfruta en la escena) eclipsa a sus dos compañeras.

Y es que ese es el problema de compartir escena con Bonnie Rotten, que es difícil seguirle el ritmo y estar a su altura. Pero Alektra y Bailey también hacen una buena actuación en la orgía, acabando el show con un poco de cumswapping tras las corridas de los tres chicos en sus bocas.

Bonnie folla en dos escenas más. Una, al principio, con su marido, interpretado por Seth Gamble. El pobre hace lo que puede para seguir el ritmo de Rotten, que lo cabalga con fuerza, lo chupa hasta el fondo y controla toda la escena de sexo intenso, con spitting, dirty talk, anal, mamadas profundas con bastante salida y hasta siete momentos squirt de la morena, que pese a acabar agotada tras la corrida de Gamble, le suelta un 'I have something for you' y le vuelve a soltar un chorrazo.

Y como se queda con ganas, Bonnie vuelve a follar al final de la temporada con Misty Stone en un lésbico cañero en el que entra en juego un poco de cera de vela y, como no, otro squirt.

Pero ella no es la única en las escenas sexuales. Ava Addams, que interpreta a la madre de Bonnie, tiene dos escenas. La primera con el español Toni Ribas (sí, Nero), muy intensa, con mamadas profundas, creampie, cubana y dos squirts (más tímidos que los de Bonnie) cortesía de Ribas. 

Y la segunda con Steven St. Croix, que interpreta al sheriff retirado. Aunque St. Croix ya no puede ser tan intenso como Ribas, también consigue una buena escena con la MILF, con una mamada llena de saliva y empujándola violentamente contra el colchón mientras la penetra.

Completa la parte sexual Jessa Rhodes, tirándose a Tommy Gunn en una escena en la que luce su cuerpecito; Dana DeArmond, que se tira en la celda a Evan Stone, que le llena la boca con sus huevos y le come el coño mientras le mete un dedo en el culo, y Nadia Styles, que protagoniza la peor escena de la serie con Prince Yahshua en el prostíbulo de Ribas.

La carencia de acción y avance de la trama en los primeros capítulos queda, así, compensada con potentes escenas sexuales, consiguiendo que el espectador quede satisfecho pese a la falta de material argumental. Sin embargo, Rotten, Cypher y el equipo de Digital Playground hubieran acertado más si hubieran hecho una película en vez de una serie. La temporada al completo no cuenta mucho más que un solo capítulo de 'Sons of Anarchy'. Haber hecho una buena película homenajeando la serie hubiera logrado, con este material, recortándolo un poco, un gran resultado.

La entrega dedicada a la lujuria de la saga de los pecados capitales de James Deen te deja una sensación extraña, sobre todo por la planificación y un final nada esperado que no revelaré en esta crítica. Deen coloca a Bailey Blue en el centro de este cuento de lujuria que se presenta con Bailey comiendo fresas y bebiendo champagne junto a la piscina para ser sustituida por la palabra LUST ocupando toda la pantalla (como cada pecado en su entrega) con sus letras tiñéndose de rojo.

El inicio de esta tercera película de la saga (tras 'Greed' y 'Gluttony') es bastante prometedor, de hecho, es lo mejor de la película. In media res, tenemos a James Deen violando analmente a Bailey Blue en un callejón. Se trata de una escena realmente caliente en la que Blue es sometida totalmente por Deen en la calle, contra la pared y contra el suelo, para acabar corriéndose en su cara y dejándola agotada sentada en el suelo.

De ahí, pasamos a verla en su dormitorio, de pie junto a la cama, pensativa. Cuando su marido (Derrick Pierce) le pregunta qué hizo anoche, Bailey no flaquea ni llora, sino que sonríe y se muerde el labio rememorando lo ocurrido. Pura lujuria.

Derrick se la folla de una forma bastante convencional y dejando a Bailey algo indiferente, así que ella aprovecha las embestidas para recordar otro episodio de la noche anterior.

Esta es la escena principal de la película, algo larga y (expresamente, eso sí), con un ritmo demasiado pausado, recreándose en cada momento. Y es que Bailey está en un almacén vacío, caminando entre un grupo de hombres vestidos de negro, lamiendo sus cuellos y manos y acariciándolos, pasando uno por uno eligiendo al afortunado.

Luego todos terminan pasando por ella. Al primero, lo masturba hasta que se corre; al segundo, le coge la polla y hace que la penetre desde detrás; al tercero, se la chupa hasta que éste se corre dentro de su boca; al cuarto, se la chupa hasta que se corre en su lengua; al quinto, le ofrece su culo para que la penetre analmente, y al sexto, le masturba mientras ella misma se toca bajo la minifalda.

Todo ello sucede tras un largo recorrido por todos los chicos y valiéndose de planos cortos de la cara de Blue, las masturbaciones y las penetraciones. Echo en falta algún plano medio y general de los encuentros sexuales. Los planos cortos dan intensidad a una escena sexual, pero en una escena tan larga era necesario compensarlo con algunos planos más abiertos. Sin embargo, Deen (y su operador de cámara y director de fotografía, Johnathan Taylor Thomas, y su montador, Danny Wylde) se mantiene fiel a ese patrón toda la escena.

Tras esa larga escena en el almacén abandonado, vemos a Bailey sentada a la mesa, con sus fresas, una pistola y admirando fotos de sus encuentros sexuales de la noche anterior. Y pasamos a ver cómo terminó la noche. Los seis hombres acaban follándose entre todos a Bailey, una escena que también vemos con muchos planos cortos siendo, para mi, poco satisfactoria.

Y es que la entrega de la lujuria, una de las más esperadas tratándose de porno, no es de las más satisfactorias de la saga. Tiene un planteamiento correcto, un buen inicio, un buen tono y un desenlace impactante; pero la escena principal se hace larga y la elección de planos deja con ganas de más a los aficionados a los que les gusta disfrutar del cuerpo de las actrices y de vistas generales del sexo. Irónicamente, la lujuria resulta para Deen el pecado menos idóneo para el porno.