Un grupo de cinco amigos que viaja en furgoneta se pierde en el sur de Texas. Cuando recojen a un chico de la zona para que les enseñe el camino de vuelta a casa, éste asesina salvajemente a dos de ellos mientras que el resto logra escapar. El resto, por separado, llega a la única casa de la zona a pedir ayuda, pero su pesadilla no ha hecho nada más que empezar.
Así como con "Porn of the Dead" Roten fracasaba en el intento anulando la excitación del porno y dejando solamente la parte desagradable del gore, aquí logra fundir bien las dos vertientes más viciosas del cine en una historia sencilla, efectiva y sin fisuras. Da a cada elemento su tiempo, sin mezclarlos. Y se entrega al máximo en cada uno sin cortarse a la hora de ser explícito y recrearse en el asunto.
La parte argumental está bien rodada. La estética, el tempo y el ambiente recrea fielmente el de slashers como "La Matanza de Texas", a medio camino entre la original setentera y sus remakes del nuevo milenio. Y Rotten no da cuartel al espectador y pasa rápidamente a la acción sin dejar que te recuperes de la anterior secuencia, bien sea de sexo o de sangre y vísceras.
Dos muertos a cuchillazos, otro asesinado hacha en mano por una dulce jovencita, otra destrozada salvajemente por dentro con un palo unido a un motor eléctrico (en una escena dolorosamente fabulosa) y otra destrozada a golpes en la cama. Rotten, siguiendo el espíritu de los filmes originales, no deja títere con cabeza y se recrea en las muertes. Y acierta separándolas explícitamente del sexo, dejando que sean un colofón final o una escena aparte.
Entre tanta salvajada y vicio por la sangre, Rotten tiene tiempo para cinco escenas sexuales. Abren el filme Bella Lynn y Jack Vegas en una buena escena en la parte trasera de la furgoneta. La dulce Jamie Elle domina después a un Seth Dickens bastante cortito mientras, en otra sala, los alternativos y hermanos en la ficción Daisy Tanks y Rob Rotten lo hacen con Ruby Knox. Los también "hermanos" Jamie Elle y Rob Roten "torturan" a Deville follando ante ella en la que es la peor escena sexual de la película. Para terminar, Eric Swiss (el Leatherface del filme) y Roxy DeVille se pegan un buen repaso en el porche de la casa, que culmina con una corrida y un cuchillo en la entrepierna de Swiss.
Hay que destacar también los títulos de crédito finales (con un autocine como escenario del filme) y la estética de algunos de los actores y actrices como Daisy Tanks y el propio Rotten, marca de la casa del director. Como parte floja del filme, decir que en la parte final tenemos a la protagonista (Deville) explicándole todo lo que ha pasado a un detective que la entrevista en el hospital, una secuencia demasiado larga con imágenes en blanco y negro de lo que acabamos de ver que ralentiza demasiado el buen ritmo de la película. Asimismo, se hecha en falta un sexo algo más duro, dada la violencia intrínseca del filme.
Así, "Texas Vibrator Massacre", sin ser ninguna maravilla, consigue con creces su propósito: una película entretenida que fusiona con éxito cine gore, slasher y porno y que hará pasar un buen rato a los seguidores de estos "géneros". Vale la pena.
Lo mejor: La contundencia de la violencia y el destrozo interno de Ruby Knox.
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