Una chica viaja a Estados Unidos para recibir la herencia de un pariente lejano. Para poder quedarse con la herencia debe reunir en 60 días 25.000 dólares para pagar los impuestos de sucesión. Con la ayuda de las prostitutas del burdel que regenta su tía, utilizará una vieja furgoneta de reparto de comida a domicilio para montar un negocio de catering con un sexual valor añadido.
'Chopstix' es un buen ejemplo de cómo era el cine X de la época dorada: una historia simple pero bien planteada, con personajes bien dibujados en unas pocas pinceladas y, sobre todo, desarrollado con mucho ritmo, sentido del humor, talento técnico y un sexo rápido, natural y libertino bien inmerso en la trama, que hace que la película pase en un suspiro.
Jack Williams (con su pseudónimo femenino habitual) pone en el centro a la efímera Samantha Morgan como la avispada heredera, aunque termina participando en sólo un par números sexuales, dejando esa parte a un joven reparto de 12 chicas que cuenta con Dorothy Lemay, Elaine Wells y la gran Serena, que por desgracia no forma parte de las chopstix girls y sólo tiene un número en el prostíbulo (con anal incluido) con un hombre que fantasea con ser un cowboy y Serena su fiel yegua.
La película empieza plácidamente con una extraordinaria banda sonora (que acompaña toda la película) y un cartero en bicicleta en un barrio residencial. La tranquilidad termina ahí porque, una vez planteada la trama en el primer cuarto de la película, el relato avanza con mucho ritmo, destacando el montaje de la secuencia en que las chicas sirven la comida y sus artes sexuales mientras cuentan el dinero.
Y es que el negocio es redondo. Van con su furgoneta a una obra y los trabajadores pueden comer una hamburguesa o un perrito mientras lamen un coño, penetran a una jovencita o dejan que se la chupen. Dorothy Lemay (la mejor del reparto) recibe un buen chorro en la cara y sirve con una sonrisa mientras la penetran desde detrás, y su esforzada compañera, Elaine Wells, sirve perritos con sus piernas abiertas y muy receptiva.
Pero el culmen sexual llega en las orgías de la piscina y de la fiesta de inauguración. La oriental Cindy Wong chupa una polla sujetándola con unos palillos chinos tras mojarla en salsa de soja, y Dorothy Lemay cruza la piscina para chupársela a un joven que toma el sol desnudo, ayudado rapidamente por una hambrienta Kitty Shayne en uno de los mejores números de la película.
En la inauguración (y es que Morgan decide continuar con el negocio tras consegur el dinero para la herencia) la estupenda Lori Blue sirve ponche a los invitados sentada en la enorme ponchera de cristal; Liza Dwyer y Jesie St. James se montan un trío con un tipo rubio tras servir los canapés, y Dorothy y Lori se la chupan debajo de la mesa a un par de distinguidos señores.
El sexo se sucede sin descanso, con un estudiado ritmo cinematográfico que logra escenas divertidas y rápidas que acompañan la trama con un ágil montaje. Una trama que incluye también un albacea de la herencia que quiere estafar a la protagonista y un distinguido constructor encantado con Morgan y su empresa de catering que les pide que acudan a todas sus obras porque aumentan la productividad.
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