Tras ver su buen trabajo en la dirección
junto a Bree Mills (‘The Turning’, ‘Missing’), me decidí
a ver un trabajo en solitario del fotógrafo convertido en director
Stills by Alan. Y esta miniserie de tres episodios sobre magia y fantasmas me
pareció
una buena oportunidad. Y la oportunidad estaba ahí, pero Alan no la supo aprovechar.
Pero su mayor fallo no es la dirección, que aborda
bien solo, ya que seguramente es él el que logra ese buen acabado en
sus otros trabajos; sino en el guión, donde parece que debe ser Mills
la mano con talento. Y es que tenemos a una bruja wiccana que quiere que una
chica que puede ver fantasmas la ayude a reencontrarse con su novia, también
bruja y fallecida durante un ritual. La idea está bien, pero es que eso es todo. El
planteamiento es toda la trama. Tres capítulos sin ningún
conflicto para contarnos lo que justito daba para un episodio.
Pero cada capítulo tiene su escena sexual y esa
era la cuestión. Son tres escenas lésbicas sin nada que destacar en
especial más allá del cuerpo de las propias
actrices. Tenemos a Dahlia Sky y Charlotte Stokely en un flashback, a Dahlia
con Samantha Hayes para recuperarse de hacer magia, y finalmente a las tres
chicas juntas tras el reencuentro. Tres escenas bonitas, pero olvidables, como
la serie en general.
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