La entrega dedicada a la lujuria de la saga de los pecados capitales de James Deen te deja una sensación extraña, sobre todo por la planificación y un final nada esperado que no revelaré en esta crítica. Deen coloca a Bailey Blue en el centro de este cuento de lujuria que se presenta con Bailey comiendo fresas y bebiendo champagne junto a la piscina para ser sustituida por la palabra LUST ocupando toda la pantalla (como cada pecado en su entrega) con sus letras tiñéndose de rojo.
El inicio de esta tercera película de la saga (tras 'Greed' y 'Gluttony') es bastante prometedor, de hecho, es lo mejor de la película. In media res, tenemos a James Deen violando analmente a Bailey Blue en un callejón. Se trata de una escena realmente caliente en la que Blue es sometida totalmente por Deen en la calle, contra la pared y contra el suelo, para acabar corriéndose en su cara y dejándola agotada sentada en el suelo.
De ahí, pasamos a verla en su dormitorio, de pie junto a la cama, pensativa. Cuando su marido (Derrick Pierce) le pregunta qué hizo anoche, Bailey no flaquea ni llora, sino que sonríe y se muerde el labio rememorando lo ocurrido. Pura lujuria.
Derrick se la folla de una forma bastante convencional y dejando a Bailey algo indiferente, así que ella aprovecha las embestidas para recordar otro episodio de la noche anterior.
Esta es la escena principal de la película, algo larga y (expresamente, eso sí), con un ritmo demasiado pausado, recreándose en cada momento. Y es que Bailey está en un almacén vacío, caminando entre un grupo de hombres vestidos de negro, lamiendo sus cuellos y manos y acariciándolos, pasando uno por uno eligiendo al afortunado.
Luego todos terminan pasando por ella. Al primero, lo masturba hasta que se corre; al segundo, le coge la polla y hace que la penetre desde detrás; al tercero, se la chupa hasta que éste se corre dentro de su boca; al cuarto, se la chupa hasta que se corre en su lengua; al quinto, le ofrece su culo para que la penetre analmente, y al sexto, le masturba mientras ella misma se toca bajo la minifalda.
Todo ello sucede tras un largo recorrido por todos los chicos y valiéndose de planos cortos de la cara de Blue, las masturbaciones y las penetraciones. Echo en falta algún plano medio y general de los encuentros sexuales. Los planos cortos dan intensidad a una escena sexual, pero en una escena tan larga era necesario compensarlo con algunos planos más abiertos. Sin embargo, Deen (y su operador de cámara y director de fotografía, Johnathan Taylor Thomas, y su montador, Danny Wylde) se mantiene fiel a ese patrón toda la escena.
Tras esa larga escena en el almacén abandonado, vemos a Bailey sentada a la mesa, con sus fresas, una pistola y admirando fotos de sus encuentros sexuales de la noche anterior. Y pasamos a ver cómo terminó la noche. Los seis hombres acaban follándose entre todos a Bailey, una escena que también vemos con muchos planos cortos siendo, para mi, poco satisfactoria.
Y es que la entrega de la lujuria, una de las más esperadas tratándose de porno, no es de las más satisfactorias de la saga. Tiene un planteamiento correcto, un buen inicio, un buen tono y un desenlace impactante; pero la escena principal se hace larga y la elección de planos deja con ganas de más a los aficionados a los que les gusta disfrutar del cuerpo de las actrices y de vistas generales del sexo. Irónicamente, la lujuria resulta para Deen el pecado menos idóneo para el porno.
¿dónde puedo ver eso? :c