La actriz Melissa Monet ha ejercido de guionista en diversas ocasiones y junto a Francois Clousot en la dirección ha hecho un buen tandem en filmes como “Last Call” o “Forever is the Night”. Aquí vuelve a repetir con Clousot con otra historia oscura protagonizada, como en las dos películas mencionadas, por la asiática Kaylani Lei.
Kaylani es una estafadora que se hace pasar por medium para sacarle el dinero a la gente confiada. Junto a su novio (Barrett Blade) vive tranquilamente con su negocio ficticio hasta que, tras tener una extraña visión, un viejo vagabundo le entrega un antiguo medallón que le tranferirá poderes que no podrá controlar.
Aunque la película se queda al final en nada, sin un final concluyente que llevarnos a la boca, resulta un interesante y atractivo entretenimiento que te mantiene pendiente durante toda la película, no sólo por unos atractivos performers, sino por una trama bien llevada y con buen ritmo sobre la pesadilla que vive Kaylani tras recibir el medallón.
No sorprenderé a nadie si digo que las visiones de Kaylani son de carácter sexual. La primera escena, un suave encuentro entre Barrett Blade y Kaylani Lei, es la única terrenal. Y es que después, tenemos a Brooke Banner, que se empieza a enrollar con una Kaylani que se transforma en Derrick Pierce, el difunto novio de Brooke, que es quien acaba follándose a la rubia.
Un acierto de la parte sexual es que la temperatura va subiendo a medida que avanza la película. Tras estos dos encuentros (y una excitante escena de masturbación de Kaylani mientras ve flashes de la orgía que llegará al final de la película), llega el turno de los tríos.
Un encadenado (por poco tiempo) Barrett Blade se enfrenta a Eva Angelina y Ryder Skye en un buen trio en el que las chicas llevan la voz cantante. Y luego le llega el turno a Randy Spears, que da la talla con Brooke Haven y Roxy Deville en otro trío con morbo y buen sexo sin excesos.
Termina la parte sexual una orgía entre Chris Cannon, India Summer, Kaylani Lei y Marcus London. Una buena escena en la que las dos morenas se esmeran bastante, pero en la se echa en falta un sexo un poco más duro para acabar la producción. La escena es buena y caliente, pero como le pasa casi siempre a Wicked: peca de suave, de couple-friendly. Y es que una escena con dos hombres y una chica (y más aún si hay dos mujeres) no puede quedarse sin anal o hasta una doble penetración, algo que, además, encajaría bien con el tono de la escena, que excita más en los flashes durante la masturbación de Kaylani.
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