Evil Angel suele sorprender con sus productos argumentales. Y, desde hace un tiempo, una de las encargadas de hacerlo es Dana Vespoli, actriz que se estrenó como directora argumental con la interesante 'Forsaken' el año pasado. 'Hollywood Babylon' es su tercera película, donde vuelve al thriller psicológico femenino con una historia de abusos, sueños frustrados y mentes perturbadas.
Aquí la protagonista es Sovereign Syre en su primer papel argumental y con sus primeras escenas hetero. Y es la protagonista absoluta, presente en todas las escenas y llevando todo el peso de la trama que, como (casi) siempre en las películas de Evil Angel, funciona pese a no tener un exceso de minutos.
Sovereign está en una habitación siendo interrogada por un policía sobre su relación con un productor de cine y sobre todo lo que ha hecho desde que llegó a Hollywood con la intención de ser una estrella de cine.
Bajo sus palabras, van llegando las escenas sexuales, algunas de ellas precedidas de un poco de argumento que da el ambiente ideal para la escena sexual y nos muestra su camino a la fama. Un camino nada fácil, ya que vemos como cada personaje con el que se ha topado ha querido aprovecharse de ella y llevarsela a la cama.
Así, en su primera declaración al policía, vemos cómo llegó sin nada a la ciudad y cómo se topó con un productor (James Deen) que le prometía una prueba y la fama, pero que lo que buscaba en realidad era follársela. Mientras Sovereign cuenta que le hizo una prueba para ver sus dotes como actriz, vemos cómo Deen va directa a meterle la polla en la boca y follársela.
Tras una intensa sesión de sexo con Deen, éste le manda a un cirujano plástico (Steven St. Croix) para que la remodele si quiere conseguir la fama. Obviamente, se trata de otro aprovechado que sólo busca sexo. Pero éste es más depravado, ya que tras unos retoques la acoge en su casa para que se recupere... y para meterla en sus juegos sexuales.
St. Croix la somete a su fantasía de padre dominante y seductor y se la tira en el dormitorio en una escena, al igual que la anterior, intensa sin pasarse y en la que no faltan las gargantas profundas y más de una bofetada en el culo.
Pero, sexualmente, la cosa se vuelve más intensa en la segunda mitad de la película. Tras una historia en la que explica que se acostó con una gran estrella del cine (Ryan Driller) seguida de la peor escena de sexo de la película, Soverign sigue con su declaración y sabemos que el doctor, con problemas con el juego, la ofreció como pago a su colega anestesista, el español Ramón Nomar.
Y como siempre que Nomar entra en escena, aquí Vespoli nos ofrece una magnífica e intensa escena con Ramón, Soverign y una espléndida Valentina Nappi. Ramón juega con las dos chicas y ninguna está nunca quieta: si una le chupa la polla, la otra lame el culo de la primera; si a una la penetra Ramón, la otra la está masturbando o besando; si una se sienta en la cara de Ramón, la otra se monta sobre su polla mientras besa a su compañera o se une a comerle el coño; si una cabalga de pie sobre la polla de Ramón, la otra mete la lengua en su culo...
Y al final, además de pasarse el semen de Ramón de boca en boca, las dos prueban los fluidos de su compañera después de que Ramón les provoque a ambas un tímido squirt. Es una escena intensa y pasional que te deja agotado y en la que los tres performers demuestran de qué son capaces.
Pero ese no es el clímax sexual de la película, sino que Sovereign vuelve a casa de St. Croix para presenciar una nueva perversión del doctor. De rodillas, sometida con el cinturón de St. Croix, presencia una realmente potente sesión de sexo entre James Deen y Dana DeArmond, la esposa de St. Croix, que deja sin habla a los espectadores gozando como nunca.
En más de una ocasión, a DeArmond le tiemblan las piernas hasta la extenuación mientras Deen la penetra y la lleva hasta el orgasmo con su mano. DeArmond se luce también en el anal (con tremendas embestidas), metiendo el puño en su boca y en más de una postura contorsionista mientras Sovereign, siempre bajo el yugo del cinturón de St. Croix, la besa y la lame o presencia, atónita, la escena.
Las escenas sexuales son el instrumento de Vespoli para mostrar la humillación, el sometimiento y la degradación a la que se ve sometida la protagonista al llegar a Hollywood. Y usar las declaraciones con flashback para contar la historia resulta una técnica realmente útil para narrar la historia ocultando hasta el final la razón del interrogatorio, que vemos en un buen (aunque previsible) giro final de la película que te deja asintiendo, reconociendo que la compañía reina del gonzo duro también es capaz de hacer buenas películas argumentales.
Muy interesante.
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