Con Jacky St. James emancipada y encargándose de proyectos propios muy interesantes (el último, la excelente 'The Sexual Liberation of Anna Lee'), Eddie Powell ('Lost and found', 'With this ring') sigue trabajando para New Sensations y haciendo comedias románticas como 'Laws of Love', otra muestra del saber hacer del equipo artístico de esta compañía que (casi) siempre consigue un resultado más que satisfactorio.
'Laws of Love' cuenta la historia de Martin (Ryan Mclane), un abogado harto de relaciones de una noche y citas insustanciales con chicas tontitas, creídas o directamente locas. Y por si no fuera suficiente, una nueva abogada, Alexandra (Romi Rain), ha llegado al bufete y hará lo que haga falta para conseguir el puesto de asociada que Martin ya tenía casi ganado.
No llega ni a spoiler si, tratándose de una comedia romántica, digo que al final Martin y Alex acaban juntos. Pero lo cierto es que el desarrollo de la historia, con varios secundarios divertidos, y cómo se dirime al final el puesto de asociado valen la pena por muy previsible que sea el final amoroso.
Escrito por un nuevo guionista de la compañía (un tal Brownie Garcia), la película tiene ritmo, no se hace ñoña, es entretenida y divertida (más de sonrisa que de carcajada, claro) y, mientras vemos el choque profesional de los protagonistas, se centra en los secundarios para tratar el verdadero tema de la película: que, en el amor, siempre hay alguien ideal para cada uno, sólo hay que cruzarse con la persona adecuada.
Y funciona, jugando con las tres citas rápidas que tiene Martin al principio de la película. Las tres chicas (desastrosas para Martin), acaban encontrando al personaje adecuado: la cortita Melanie (Aaliyah Love), con el vecino de Martin, Van Wylde; la loca Daphne (Anikka Albrite), con el jefe de Martin, Mick Blue, y la soberbia Mariel (Jessa Rhodes), con el seguro amigo de Martin, Simon, un estupendo personaje interpretado con mucha soltura por Logan Pierce.
Y esas tres parejas unidas por el destino nos llevan a otras tantas escenas sexuales que Garcia y Powell saben justificar, ambientar y plantear y que funcionan bastante bien. La primera, la de Van Wylde, que se encuentra en el rellano a una Aliyah Love que ni se ha dado cuenta de que la han rechazado, pero que rápidamente ve que encaja con el joven vecino de Martin. Tras una cita en un bar, nos traen una escena correcta, sin más, para abrir el apartado sexual.
Mejor resultado logran Jessa Rhodes y Logan Pierce tras una cita con una divertida farsa de por medio. Esa cita acaba en la cocina de Jessa con una buena escena que coge temperatura cuando Jessa se pone encima y comienza a dominar el polvo, que acaba con el pubis y el vientre de la rubia cubiertos de semen.
Anikka Albrite también tiene un personaje muy divertido y excéntrico y Mick Blue no puede más que rendirse a su avasalladora oferta de follar en la oficina. Se trata de una escena enérgica y con mucha química entre la pareja (que también lo es en la vida real) en la que Anikka domina completamente la situación. Hubiera mejorado si la rubia se hubiera quitado del todo el corsé y hubiéramos podido disfrutar de su cuerpo al completo, pero lo cierto es que es una escena bastante caliente, y más viendo cómo Romi Rain la espía a través de la puerta entreabierta.
Tras juntar a las tres parejas y dirimir el ascenso, sólo quedaba que el amor llegara a la vida de Martin. Y, como no, llega en el cuerpo de Romi Rain, que le espera en la puerta de su casa para entrar e iniciar una relación con un buen polvo en la cama. La escena, aunque tiene a una Romi más comedida de lo habitual, está bien y transmite bien la química y la intimidad que deben tener los personajes en una película que demuestra que la comedia romántica es un vehículo realmente bueno para el cine porno.
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