'Prey for the dying', del nuevo uberdirector de Digital Playground, James Jakodema, es de esas películas que te van ganando con cada detalle. Estrenada sin tanto bombo y platillo como otras, te acercas a ella por su portada y su inusual título, te interesas por lo poco habitual que es el género de terror en el porno y te quedas embobado por su fantástica secuencia de títulos.
El resto, pasa solo y con agrado, y cuando te quieres lamentar porque el guión no está muy trabajado, te das cuenta de que no te importa porque te han dado con buen resultado un desarrollo típico de película de terror muy bien llevado y diseñado (a la par que tópico) y cinco escenas sexuales más que satisfactorias.
Mediante toques de slasher y terror japonés (o mejor dicho, la versión americana del terror japonés), vemos dos chicos y cuatro chicas que han recibido una invitación para pasar la noche en una casa encantada. Si llegan al amanecer, se llevarán un millón de dólares. Eso sí, corren el peligro de morir uno tras otro.
Y así sucede, pero entre resultonas escenas de terror con niñas de 'The Ring', señoras victorianas que pasean, payasos psicóticos, poseídas y hombres con la cabeza embolsada, los protagonistas tienen tiempo de follar antes de sufrir su secuencia de terror y posterior asesinato.
Desde el primer momento, estás deseando desnudar a Mia Malkova, que llega a la casa enfundada en un vestidito azul pidiendo a gritos que se la coman. Hacia mitad de la película, Danny Mountain ya no puede resistirse a su respingón y suculento culito y follan en una de las estancias de la casa en una buena escena en la que Mia se luce, como es habitual, con su mirada lasciva, su belleza y su dulce y flexible cuerpecito cabalgando y dejándose montar por Danny.
No es, ni mucho menos, la única escena satisfactoria de la película. Nikki Benz y Keiran Lee tienen un buen polvo en el salón, donde Benz demuestra que aún está muy en forma tras 13 años de carrera dando caña al inglés.
Stevie Shae y Karlie Montana nos brindan una escena lésbica bastante buena en la que ambas hunden la cabeza en la entrepierna de su compañera en posturas algo incómodas y disfrutan del juego hasta que la muerte se les viene encima.
Más flojas son las dos restantes. La dueña de la casa, Jayden Jaymes, es la primera en follar. Tras explicar a los invitados por qué están ahí, se tira al encargado de vigilar las cámaras (Erik Everhard); pero su personaje no reaparece hasta el final, dejando a los fantasmas matar a sus anchas.
Y un policía se folla a la flacucha Chloe Amour cerca de la casa, sobre una silla en un pasillo estrecho de piedra, última escena sexual antes de los asesinatos finales, que lo cierto es que te dejan con buen cuerpo ante esta película de Halloween que supone una agradable e inesperada rara avis en el catálogo de Digital Playground.
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