La nueva cabeza pensante de Digital Playground, James Jakodema, se dejó ver por primera vez el pasado diciembre con el estreno de 'Lollipop', el primer trabajo que firmaba como director para la compañía. Y la verdad es que no podía haber entregado una mejor carta de presentación. Aunque la carátula sea realmente horrible, 'Lollipop' es un buen thriller que muestra el camino iniciado por la productora desde la llegada de Jakodema.

El realizador y jefe de producción de DP se deshace en 'Lollipop' del estilo demasiado explotado de las producciones de Digital Playground, apuesta por el thriller que engancha al espectador, utiliza muchos exteriores, una planificación al servicio del lenguaje cinematográfico (en vez de sólo tomar vistas, como hacen muchos) y una fotografía y uso de los colores que, en ocasiones, da el efecto de haber sido rodado en celuloide (hace mucho que la piel de Jesse Jane no lucía así).

Y, además, en este primer trabajo de Jakodema apreciamos más de un (agradable) homenaje/influencia de Quentin Tarantino. Para empezar, un guión que juega constantemente yendo adelante y atrás en el tiempo para contarnos la historia de una stripper que se acerca al tipo equivocado y acaba siendo perseguida por la mafia. El recurso funciona realmente bien, dosificando la información para mantenernos enganchados a una historia sencilla, pero muy bien contada y con una buena puesta en escena.

Y los toques de 'Pulp Fiction' no acaban ahí, sino que Jesse Jane llega como la femme fatale (con peluca negra incluida) que lía a un tipo aparentemente duro y frío. Y, junto a ella, tenemos a dos matones discutiendo trivialmente de comida de camino a la casa de su objetivo (y comiendo de su comida y sentados en un dinner...). Pero el toque tarantiniano más acertado y agradecido de la película (además de la estructura del guión) es un estupendo montaje en una escena en la que los dos matones y una víctima improvisada cruzan miradas con un mismo epicentro: un arma solitaria al alcance de cualquiera. Un instante delicioso que da inicio al breve pero bien ideado tercer acto que deja regusto de buena película.

Y bien dosificado por los dos planos temporales de la trama y la presentación de conflictos, tenemos cinco escenas sexuales que funcionan bastante bien. Como protagonista del filme, Jesse Jane (que sigue necesitando un retoque en sus implantes) tiene dos escenas: una con Chad White, el chico que recoge a Jane en la carretera ayudándola a esconderse, y otra con Tommy Gunn, subalterno del mafioso que cae en las redes de Jane en el club de striptease.

Jane sigue en forma y lo cierto es que está encantadora en esta película. Recién salida de la ducha, encandila a White (y a los espectadores) y se montan una buena escena en la cocina, pasional, juguetona y carnal, que acaba en el sofá del salón. Y entonces nos vamos a cinco días antes y encontramos a Jane, de morena, haciendo un breve pero completo striptease y llevándose a la cama a Tommy Gunn.

Tras una conversación que desencadena el conflicto principal, estos dos veteranos (Jane va de camino a los 34 y Gunn acaba de cumplir los 47) tienen otra buena escena (menos jovial y a la que no le hubiera ido mal un toque más hardcore por parte de Jane) en la que Jesse luce una imagen más que interesante y renovada con la peluca morena mientras sigue intentado convencer a Gunn para que se fugue con el dinero.

El malo de la función, Ryan Driller, elige a una de sus strippers para echar un polvo en la trastienda. Y se trata de la sensual Gulliana Alexis, una novata y pequeñita latina que hace un buen trabajo haciendo striptease y da la talla en la escena sexual. Sin embargo, este número podría haber estado mucho más aprovechado si Jakodema hubiera incluido aquí algún toque fetichista o un sexo más duro acorde a la personalidad del personaje de Driller.

Hacia el final de la cinta, tenemos una escena de puro relleno entre Giovanni Francesco y Raven Bays. Una escena más bien normalita y algo monótona sólo animada por el juego de espejos del baño en el que tiene lugar. Y la que también parecía sólo una escena de corte romántico para llegar a las cinco de rigor, la que tienen Riley Reid y Seth Gamble en la nueva residencia de Jane, se convierte en un estupendo número sexual sobre todo gracias a las ganas y el goce de Reid y a una muy acertada planificación de Jakodema.

Con todo, 'Lollipop' recuerda en ciertos momentos al esfuerzo por hacer un trabajo cercano al mainstream que hizo Wicked Pictures en los 90 o Digital Playground con aquellas primera cintas con Nic Andrews tras las cámaras. En definitiva, Jakodema hace una buena película con estilo, atractivo, un guión bien trabajado y repleta de sexo que (en general) no chirría con la trama. Yo no le pido más. Este es el buen camino.