'White Witch', estrenada el pasado mes de enero, es la primera gran película de la temporada y la confirmación del excelente realizador Scott Allen, habitual montador de las películas de Wicked Pictures, que logra con su segundo trabajo como director asentarse como uno de los realizadores más prometedores e interesantes del porn valley, talento que ya mostró en (la no tan bien escrita) 'Sexpionage' el año pasado.

Y es que 'White Witch' tiene todo lo que se puede pedir. Para empezar, una historia y un planteamiento interesante con Rourke (James Deen), un hombre que tras un drástico cambio de vida trabaja como detective privado en Los Ángeles. Un día, recibe el encargo de encontrar a un hombre en 24 horas con la única pista de su nombre. Para poder hacerlo, acaba acudiendo a una bruja para que le de una pista de por dónde empezar, decisión de la que se arrepentirá al ver como su vida se torna extraña y convulsa tras la visita.

Pero por interesante que pueda resultar la historia y bien hecho que esté el guión, en todo momento interesante e intrigante, es el cómo está hecha lo que la hace un gran película. Scott utiliza los ambientes y la escenografía con maestría a la hora de planificar, dando la sensación de que cada plano es importante y está pensado al milímetro. Y como la dirección es un todo, la fotografía y el montaje van acorde, dotando a  la película (pequeña, modesta, pero muy bien realizada) de un toque distintivo y único que atrae al instante. Un efecto rematado por una excepcional banda sonora, desde los temas instrumentales hasta las canciones gospel en los momentos clave.

Todo ello te sumerge en la película durante más de dos horas que se hacen un instante. Un resultado en el que también influye un reparto acertado con un actor protagonista carismático como James Deen y secundarios no menos potentes como Nick Manning, Skin Diamond, Asphyxia Noir y Chanel Preston. Performers que no sólo dan una interpretación más que decente, sino que ofrecen un sexo bien introducido, variado, intenso y excitante, también potenciado por la dirección de Allen.

Skin Diamond es la más salvajemente sensual del reparto, abriendo y cerrando la película en sendas escenas con Nick Manning y James Deen. En la primera, tan sólo aparecer en escena ya ha conseguido excitar al espectador, gateando como una fiera en celo, misteriosa y sexual, que acaba dando un recital oral en la polla de Manning y follándoselo incansable bajo las duchas.

Y en su escena con Deen aparece peligrosa e imparable, una fiera salvaje irresistible, posesiva e insaciable que juega con Deen como quiere hasta lograr su anal. Dos números sexuales por los que ya vale la pena ver la película, pero que para nada son los únicos de la película.

Y es que Deen tiene la suerte de, antes de la llegada de Diamond, ensayar con Chanel Preston, con la que tiene una escena llena de complicidad, juego y risas sin dejar de lado la intensidad, y luego con la misteriosa Asphyxia Noir, la bruja blanca del título, en un polvo de una intensidad más fría y distante, pero que encantará a los seguidores de la chica alt.

Remata el conjunto sexual un polvo ajeno a la historia, pero bien traído, que protagonizan Ryan Driller y la española Bridgette B., que interpreta a una prostituta callejera que se tira a Driller en su oficina. Un quinto número morboso y caliente que completa una parte sexual potente y realmente variada en chicas, ambientes y en el propio sexo que nos ofrecen los performers, todo lo que se le pide a la parte carnal de una película. Señor Allen, va por muy buen camino.