James Deen se despierta rodeado de cuatro bellas mujeres. Se despereza sin prestarles atención, se dirige al baño y, mientras se lava la cara y los dientes, tres mujeres le chupan la polla. Una vez listo, baja, enfundado en su traje, las escaleras de su mansión en un recorrido repleto de mujeres desnudas de cara a la pared. En su oficina, Deen le echa el ojo a una mujer y, sin mediar palabra, la seduce y la mete en su cama. "Quiero quedarme contigo", le dice tras follársela. Así nos presenta Deen a su personaje y así empieza la pesadilla de su víctima, Alektra Blue, y el relato de 'Greed', la primera entrega de su saga de películas sobre los pecados capitales. 

Dean crea, sin apensas diálogos (de hecho, casi podría ser una película muda), un estupendo relato se terror, posesión, sexo y avaricia. Logra retratar y perfilar, sólo con sus actos, al frío e implacable personaje principal y transmitir la inquietud y la tensión de la perversa vida de Deen gracias a una acertada realización, a una interpretación más que correcta y a una tensa banda sonora de Danny Wyld, también montador de la cinta.

Con reminiscencias de 'American Psycho', Deen torna un aparente thriller en casi un relato de terror. Blue se despierta en plena noche y recorre la mansión, encontrando mujeres encerradas en armarios, hacinadas sobre una cama y follándose a su amante para acabar asediada por cuatro féminas que la apresan y la violan en la cama hasta la llegada de su señor.

Deen mantiene el tono inquietante del relato durante las escenas de sexo, tensas y oscuras. Aunque quizá demasiado oscuras, la verdad. Y es que no es sencillo disfrutar plenamente de la orgía final entre Alektra, Deen, Bailey Blue, Cameron Canada, Janice Griffith y Lyla Storm, ni del polvo entre Deen y Alektra Blue.

Más visible y disfrutable se hace la pasional escena entre Deen, Rilynn Blue y Tyffany Tyler que observa Blue desde la puerta y la luminosa, húmeda y realmente satisfactoria escena oral que disfruta Deen en el baño con Belle Noire, Cameron Canada y Jessica Ryan.

Junto a todas estas mujeres, podemos disfrutar fugazmente, sin escenas de sexo, sólo con su desnudez en los rincones de la casa, de los cuerpos de Alison Faye, Angelina Chung, Giselle Leon, Jennifer Dark, Katie St. Ives, Kimmy Lee, Lilly Evans y Mena Li. Una pléyade femenina que el avaricioso personaje de Deen ha hecho suya, ya no mujeres forzadas sino finalmente seducidas, en su mansión.

Sin duda, se trata de un estupendo inicio de saga que plantea la extensión al largometraje de la escena conceptual que puebla Internet, pero realizada no como simple expansión inútil sino utilizando con tacto el lenguaje cinematográfico. El siguiente pecado, la gula.