'No way out' es una de las mejores películas en lo que llevamos de temporada y el mejor trabajo como director y guionista de Francois Clousot, al que parece que le sientan mejor los aires de Digital Playground que los de Wicked Pictures. Clousot traza con pulso firme una película atractiva e interesante que juega realmente bien con la intriga y la acción, todo ello con el buen ritmo que le da un guión bien estructurado.

Aunque, como le pasa mucho al porno americano, el primer acto se alarga mucho y el tercero queda algo corto, la historia queda muy bien dibujada, apenas le faltan secuencias de transición, avanza a buen ritmo, el sexo consigue excitar al espectador y no queda excesivamente forzado (aunque tampoco es el colmo de la cohesión) y, sobre todo, la película interesa, intriga y entretiene de principio a fin.

Y es una película de acción, que no abundan. La historia es la de Jess, una yonki que, tras ver morir a su novio y a la banda de éste en una redada policial y cargarse a uno de los policías, es captada por una organización que le dará una nueva identidad y la entrenará para convertirla en una implacable asesina a sueldo.

El gran peso de la película cae sobre Ash Hollywood, que encarna a Jess sorprendentemente bien, pasando de ser una colgada de la calle a una fría asesina, con los matices intermedios de una chica desamparada y desesperada o de una enamorada que no logra compaginar su extraña y oculta vida laboral con la de pareja. Un buen trabajo de Hollywood que tiene a su lado a un grande del porn valley, Steven St. Croix, que hace un buen trabajo pese a tener un papel demasiado breve y plano.

Y entre persecuciones, tiroteos, francotiradores, torturas y hasta peleas cuerpo a cuerpo con sable y acrobacias de artes marciales, el reparto tiene tiempo de ofrecer un espectáculo sexual más que decente (aunque algo carente de personalidad) donde la que más triunfa es la mala de la función, Madison Ivy, que encarna a otra asesina de la organización con tanta potencia en la pelea como en la cama.

Clousot nos presenta a Ivy follándose con fuerza a su próxima víctima (Erik Everhard), un polvo intenso en el que la neumática pornstar demuestra su poderío sexual. El nivel sube aún más cuando se tira en la oficina a su jefe, Steven St. Croix, luciéndose de nuevo en el oral y recibiendo con mirada felina y gesto siempre sexy las embestidas de St. Croix. Y la morena remata con otra escena, esta más rutinaria (aunque luce bien su cuerpo), follándose al novio de la protagonista.

Ash Hollywood tiene hasta tres números sexuales a lo largo de la película. Un crudo polvo en la calle con su novio pandillero, uno más jovial con el novio de su nueva identidad y un lésbico con Monique Alexander, quizá el más sensual y atractivo de los tres.

Y completa el apartado sexual un polvo de relleno de Violet Monroe con Keiran Lee en el que la pálida actriz acaba con el culo totalmente rojo tras lidiar con el inglés. En general, un apartado sexual aceptable aunque, como toda la película, podría haber sido mucho mejor si Clousot fuera un director más creativo y talentoso. Y es que aunque esta sea la mejor película que ha firmado Clousot (y una de las mejores en lo que llevamos de temporada), su calidad como director sigue estando por debajo que la de muchos de sus compañeros y no logra dar ese toque distintivo que todo realizador debería poder aportar.